El aniversario del TDAH en julio se aprovecha para crear conciencia sobre este trastorno del desarrollo neurológico, más común en la infancia, caracterizado por una necesidad de actividad constante y una tendencia a distraerse fácilmente.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo infantil más comunes, pero aunque suele diagnosticarse tardíamente en la adolescencia y la edad adulta, dificulta el desarrollo social y académico de quienes lo padecen, por lo que su diagnóstico y tratamiento tempranos, con un manejo adecuado, puede ayudar con el tema.

El Día Internacional del TDAH se celebra anualmente el 13 de julio y la fecha se utiliza como marco para «llamar la atención y la conciencia para comprender qué es el trastorno por déficit de atención, cómo se diagnostica, cómo se trata y cuál es la afección», según a Medicina Santa Paula Así lo explica la Dra. Beatriz Villalobos @cresalud, neuropsicóloga del grupo (GMSP).

Señaló que «la atención es la función principal de todo, pero en este caso todo se hace de forma automática y el comportamiento cambia, por eso se llama trastorno por déficit de atención con hiperactividad».

Y añadió: “Existen subtipos de TDAH: uno es principalmente de atención, donde lo principal que se altera es la atención, con poca o ninguna hiperactividad. Hay otro que es básicamente hiperactivo e impulsivo, donde la atención no necesariamente se ve afectada, pero lo que vemos es al niño que salta, salta, corre y nunca se queda quieto. El último tipo de mezcla, que es el más común, es 50-50, donde la atención y el comportamiento varían por igual.

El doctor Villalobos dijo que este trastorno se puede observar a cualquier edad, “se puede observar desde la primera infancia, aunque no siempre se diagnostica en estas edades, porque depende del tipo de déficit de atención y de las exigencias externas del niño. Dependiendo de la falta de atención, esta condición puede pasar desapercibida por muchos años, haciéndose notoria en la adolescencia, bachillerato, universidad o incluso en la edad adulta, cuando uno ya se encuentra ejerciendo un empleo y otros notan que la persona no está prestando atención a las copias. , no termina, no realiza sus actividades. En estos casos, se trata de un diagnóstico que ha estado presente desde la infancia, pero que no fue aceptado o ignorado en su momento».

Diagnóstico funcional

Tras señalar que el diagnóstico es funcional, «no existe ningún indicador biológico, ni electroencefalograma, ni tomografía, ni resonancia magnética, ni laboratorio, que indique que estamos ante un déficit de atención, porque hay un cambio en el cerebro, pero no en su estructura anatómica». parte. , sino en la parte funcional: atención, concentración, memoria son funciones que sabemos que existen en el cerebro, pero que no podemos ver a simple vista a través de ningún dispositivo físico.

Por tanto, “este diagnóstico debe ser realizado por un neuropsicólogo, no por un neuropediatra o un pediatra. Pueden sospechar y enviar al niño a un neuropsicólogo para pruebas funcionales o pruebas especiales diseñadas para determinar la funcionalidad del cerebro y comprobar si realmente es déficit de atención, porque es una función que cualquier cosa cambia. depresión o no dormir bien, por ejemplo.

El neuropsicólogo del GMSP aclaró que hay tipos de TDAH «el que tiene ventaja atencional es el menos diagnosticado, estos son niños tranquilos, no ansiosos, no irritantes, pero les dices algo y les dices que repitan y repitan después de un rato». mientras que, como el fracaso es de atención y necesariamente de conducta no, en estos casos se ignora la situación, no porque no exista, sino porque no lo llevan a consulta, porque es un niño que no causa problemas en su ambiente.

Señaló que pueden existir enfermedades junto con otras patologías como trastornos del aprendizaje, del desarrollo intelectual e incluso autismo, y afirmó que «un niño con autismo también puede tener déficit de atención». Ahora bien, dentro del autismo existen trastornos de la atención que no necesariamente son verdaderos o déficits de atención puros. Ambas condiciones pueden existir o no al mismo tiempo.

Descubra a tiempo

El especialista agregó que en general «el niño casi siempre es remitido por el maestro, quien lo observa en la escuela, ve que salta, salta, no presta atención, no se comporta como los demás integrantes del grupo, y luego los toma». a un pediatra o a un neuropediatra le pide que los derive también a la neuropsicología, especialista autorizado para diagnosticar, porque tienen herramientas especiales para determinar cuál es el perfil neurocognitivo de ese niño y determinar en qué áreas de la psicopedagogía se encuentra. irá a trabajar y si se requiere otro tipo de asistencia como terapia ocupacional o de lenguaje.

Por todo ello, el doctor Villalobos recomienda “observar al niño y llevarlo a un neuropediatra para su derivación o acudir directamente a un neuropsicólogo”. También mencionó que el GMSP cuenta con todos estos especialistas como neuropsicólogos, pediatras y neuropediatras para brindar la atención adecuada a los niños.